lunes, 14 de noviembre de 2016

¡NO MÁS IMPUESTOS CONTRA EL PUEBLO!



¡Abajo la Reforma Tributaria!


 


Como en el cuento de García Márquez, La increíble y Triste Historia de la Cándida Eréndira y su Desalmada Abuela, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE y el gobierno de Santos imponen un suplicio al pueblo colombiano, condenándolo a pagar lo que no debe. Ahora mismo, el Congreso discute una Reforma Tributaria que exonera a los ricos holgazanes de impuestos, reduce el tributo a las grandes empresas capitalistas, mientras aumenta las cargas sobre el pueblo trabajador… todo, para sostener la burocracia parásita estatal ladrona y corrupta, y pagar los compromisos de la oligarquía con el capital financiero imperialista internacional.
Desalmado, como la abuela del cuento, el Gobierno de los ricos pretende salvaguardar las multimillonarias ganancias del capital financiero, industrial y comercial, rebajando el impuesto de las grandes empresas del 43% al 32%; a la vez que suprime el impuesto a la riqueza de los grandes burgueses y terratenientes. Aun así, los representantes del gran capital tienen el descaro de lamentarse y lloriquear porque la reforma amenaza con “penalizarlos” por evasión y ello “desestimula la inversión”.
Es una violenta reforma que, contraria a la cantaleta de la paz, declara la guerra a los trabajadores al aumentar el IVA del 16% al 19% en los artículos de primera necesidad, al incrementar los impuestos a los combustibles y a las bebidas azucaradas, al obligar a tributar a quienes devengan más de $2.750.000 y a los pequeños productores y comerciantes; a ello se suman los nuevos impuestos como el de la vivienda, las publicaciones, el internet… a la vez que se mantienen tributos retardatarios como el 4 X 1000. Es una declaración de guerra del capital contra el trabajo, que incluso economistas burgueses como Eduardo Sarmiento Palacio se atreven a decir que la “reforma reduce el salario de los trabajadores para arreglar los desajustes del sistema económico”.
Es una reforma injusta y desalmada que hará más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, con lo cual agravará la crisis social y atizará la guerra de clases.
Por consiguiente, el pueblo no debe resignarse, por el contario, debe rebelarse contra ese engendro impidiendo su imposición con su lucha unida y organizada, con independencia de los politiqueros y los jefes vendeobreros de las centrales sindicales, que ahora posan como abanderados de la lucha cuando son cómplices del gobierno y defensores de los capitalistas. Tampoco debe creer en las declaraciones hipócritas de enemigos jurados como Álvaro Uribe y Vargas Lleras que demagógicamente llaman a movilizarse contra la reforma cuando ellos personalmente son responsables directos de reformas antiobreras y antipopulares como la Ley 50 del 90 (Reforma Laboral), la Ley 100 del 93 (Privatización de la Salud), o la Ley 789 del 2002 (Nueva Reforma Laboral): ¡Ni El Estado, ni los Politiqueros, Solo el Pueblo Salva al Pueblo!
Los Comités de Lucha llaman a desplegar la más enconada y enérgica movilización, uniendo y generalizando la lucha contra la nueva reforma tributaria, a la reivindicación del alza general de salarios, a la restitución de las tierras y la reparación de los desplazados.
Y si el gobierno se empeña en llevar a cabo su macabro y desalmado propósito, se arriesga, como en el cuento de García Márquez, a verse envuelto en las furiosas llamas… la cándida Eréndira, cansada del suplicio, un día dijo, ¡BASTA YA!



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