viernes, 18 de octubre de 2019

URGENCIAS EN UN HOSPITAL DEL ESTADO, CALVARIO PARA LOS PACIENTES



URGENCIAS EN UN HOSPITAL DEL ESTADO, CALVARIO PARA LOS PACIENTES
Permiso, permiso, disculpen, perdón, cuidado con los pies,… gritan los camilleros tratando de pasar llevando un paciente en estado grave, o con el cuerpo de alguien que ya llegó a su fin; permisito, permisito, dice otro camillero empujando una silla de ruedas que lleva paciente a exámenes; permiso, dice la enfermera buscando avanzar con su carrito de medicamentos o el monitor para tomar signos vitales; permiso, dicen quienes se esfuerzan por meter la escoba o el trapero debajo de las sillas para hace algo de aseo.
En fin, situaciones como estas se viven a cada momento en un corto pasillo de aproximadamente 1.5 m de ancho por 6 m de largo, que hace parte de urgencias del Instituto Nacional de Cancerología en Bogotá, Colombia. En este pequeño espacio están ubicados 15 pacientes sentados en sillas de espera, canalizados recibiendo el medicamento; no pueden descansar, ni dormir, y así pueden quedar por tiempo indefinido.
Hay otro espacio similar con pacientes atendidos en sillas de ruedas, y otros donde se encuentran sillones un poco más “cómodos”, pero igual todos pegados donde el personal de enfermería debe hacer maromas para colocarles los medicamentos; y para los pacientes en estado más crítico, hay camillas, pero no son condiciones mejores.
Es un lugar donde confluyen también los acompañantes permanentes, visitantes que se van turnando, médicos, enfermeras y demás, tornándose en ambientes que nada benefician a los enfermos. Urgencias del INC, es un lugar sin ventilación, donde por momentos se siente un calor insoportable, con apenas cuatro baños para un gran número de pacientes, y donde se observan cualquier cantidad de casos de tipo de cáncer.
Además de eso, el personal médico y de enfermería, es muy poco para brindar la atención que merecen los enfermos; ellos hacen el esfuerzo, pero la situación exige mucho más. Corren todo el tiempo para poder cumplir con todo lo que tienen que hacer; cada auxiliar de enfermería tiene a cargo por lo menos diez pacientes, unos en estado muy delicado, que ya no se pueden valer por sí mismos.
Esta es la dolorosa situación vivida las 24 horas en urgencias del centro hospitalario especializado en tratar el cáncer, donde llegan enfermos de todas partes del país, y en aumento todos los días. Es literalmente un hacinamiento; el solo hecho de entrar causa mucho impacto; es deprimente, doloroso e indignante ver al pueblo atendido en estas condiciones miserables, mientras el Estado gasta grandes sumas de dinero en la guerra, la politiquería, en salarios millonarios para los parásitos funcionarios del gobierno y demás instituciones; o que los malditos corruptos se enriquecen con la plata de la salud, o que gracias a la Ley 100 del paraco Alvaro Uribe, los dueños de las EPS acumulan grandes fortunas.
El Estado, el gobierno nacional, el Distrito y su Alcalde, conocen muy bien esa situación, pero nada les preocupa y no hacen nada por remediarla; para ellos, la salud del pueblo colombiano se volvió un negocio redondo y evaden su responsabilidad. Como el Presidente, el Gobernador, los Ministros, Congresistas y demás parásitos, tienen medicina prepagada y son atendidos en los mejores hospitales y clínicas, qué les va a importar que los de abajo estén padeciendo este calvario. Para ellos, entre más rápido se mueran, mucho mejor porque queda más platica para las EPS y para robar.
¿Podrá cambiar este panorama? Claro que sí; si los pacientes y familiares, médicos, enfermeras, trabajadores, se unen y se rebelan contra la situación que se vive en este hospital, para reclamar condiciones dignas, para exigir al Estado que invierta en construir una central de urgencias adecuada. Pero no debe quedarse en una lucha únicamente de ahí, porque estas condiciones las soporta todo el pueblo en los demás hospitales del Estado que aún quedan.
Hay que juntarse y levantar la consigna ¡Por Salud para el Pueblo! ¡Lucha Directa y Organizada! Porque todos, de una u otra manera, han sufrido y sufren las calamidades de un sistema de salud que fue entregado por completo a empresas privadas, evadiendo el Estado su responsabilidad de garantizar salud de calidad para los trabajadores.
“Todos a pelear por conseguir un verdadero sistema de salud para el pueblo trabajador colombiano. A organizarse en Comités de Usuarios para la lucha, en cada hospital, localidad, barrio, ciudad, etc. Comités que sean en verdad para batallar por los derechos de los pacientes; luchando con independencia total sin dejarse manipular por los politiqueros ni dirigentes corruptos que solo buscan beneficios personales y contribuyen a sostener la privatización de la salud.”

La salud es un derecho, no un negocio. Se conquista y defiende con la lucha
Comités de Lucha, Colombia
Octubre de 2019

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