El pasado 19 de
julio se reunieron los exjefes paramilitares y los miembros del Secretariado de
las Farc. Al final hubo abrazos y palmaditas en la espalda entre ambos grupos.
Mucha gente del pueblo aún confía en que la guerrilla de las Farc tiene ideales
revolucionarios, y confían en dicho grupo que pactó con la burguesía y con el
Estado que decía combatir años atrás. Sin embargo, los hechos son más dicientes
que cualquier fraseología revolucionaria. Hoy los miembros del secretariado de
las Farc, no tienen escrúpulos a la hora de abrazarse con los exjefes paras,
todo en nombre de la paz de los ricos.
Rabia
le debe dar a la base de dicha guerrilla, ver a sus jefes abrazarse con
aquellos paramilitares que les ordenaban a sus hombres cortarles la cabeza a
campesinos inocentes para jugar fútbol con ella. En nombre de la paz de los
ricos, la dirección de las Farc no solo concilió su entrega al Estado con el
que durante décadas estuvo en conflicto en una guerra contra el pueblo, sino
que ahora, en nombre de esa misma paz, se dan abrazos con los otros verdugos…al
fin y al cabo, ambas partes, junto con las fuerzas armadas del Estado
conformaban los ejércitos reaccionarios de la guerra patrocinada por la
burguesía, los terratenientes y los imperialistas, que desplazaron campesinos
pobres y medios; que mutilaron y asesinaron a gente de las masas populares; que
usaron el secuestro y la extorsión como método de financiación…en fin, no es
para nada raro que hoy ambos bandos, que en apariencia eran antagónicos, se den
abrazos y palabras de reconciliación.
Queda más claro aún que el pueblo no debe confiar sus esperanzas de cambio social en ninguno de estos grupos y tampoco en el Estado de los ricos. El odio que se decían profesar entre todos; los muertos que pusieron todos los bandos, en su gran mayoría hijos del pueblo; la fraseología con que le subían la moral a sus tropas…todo se fue al tarro de la basura al ver como entre los jefes de ambos grupos se abrazaron para reconciliarse.
La
lucha del pueblo es diferente, pues todos los conflictos tienden hacia la
Huelga Política de Masas, en la cual el pueblo por medio de la fuerza
organizada de la huelga en los sectores principales de la producción, obliga a
los representantes del Estado de los ricos a negociar con los representantes
elegidos por las masas en los Comités de Huelga o de Paro, los cuales se deben
a la base y no están autorizados a tomar ninguna decisión que no sea refrendada
por las bases populares de dichos órganos conformados por obreros, campesinos,
estudiantes, desempleados, recicladores…en fin, por el pueblo que mueve a la
sociedad por medio de su trabajo.
La actitud de los jefes de dichos Comités es muy diferente a la de los jefes de los grupos armados verdugos del pueblo. Si bien se trata de negociaciones con el Estado de los ricos, en las cuales se plantean las exigencias del pueblo que se mantiene en huelga en las calles a manera de asonadas, mítines, tomas, confrontaciones, etc., nunca un dirigente de las masas se permitirá muestras de afecto o camaradería con los representantes de los enemigos de éstas, como hoy lo hacen entre paras, guerrilleros y el Estado. Por eso, es necesario acelerar la generalización y unidad de la Huelga Política de Masas, que una al pueblo en el objetivo común de enfrentar al Estado y a los capitalistas, pues la sociedad colombiana se divide en clases sociales antagónicas, irreconciliables. Dichos comités deben trabajar por unir los conflictos en un solo haz como forma de ayudar a la unidad del pueblo y para ganar fuerzas en diferentes zonas del país; es decir, sumar fuerzas que se comprometan con la lucha directa y no con la politiquería, ni con el propósito que siempre tienen los vendeobreros o representantes de los enemigos entre las masas, de concertar y conciliar con los ricos a nombre de la “paz social” que es la que le gusta a los dueños del capital, pues les permite explotar y oprimir al pueblo que envenenado con dicha ideología pacifista burguesa, no levanta la cabeza para luchar. El llamado entonces es a no seguir el camino de la paz de los ricos representado en los abrazos que hoy se dan entre guerrilleros, paras y Estado, y sí, por el camino de la lucha directa contra los dueños del capital, como lo han mostrado diversos sectores en meses recientes, exigiendo sus derechos con ejemplares formas de protesta. No sobra recordar que, Ni el Estado ni los politiqueros, ¡Solo el pueblo, salva al pueblo!
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